En la imagen, tejo de la "cabaña" de Hijedo, plantado más que probablemente con ocasión de la construcción del edificio en la segunda década del siglo pasado. |
Si analizamos los ejemplares de tejos de Merindades que encontramos en entornos antropizados, dado lo favorable del clima es bastante probable que buena parte de ellos no supere el siglo de antigüedad. En estos rangos de edades, decir que la presencia de un tejo obedece a una creencia milenaria nos parece poco menos que descabellado, pudiéndose deber su existencia a iniciativas de tipo ornamental o importación moderna de costumbres foráneas (algo parecido por ejemplo, pero en sentido inverso, a lo que está sucediendo actualmente con los olivos).
Ni siquiera el hecho de que estos ejemplares crezcan junto a templos contradice la afirmación que acabamos de hacer. Por ejemplo, en el aislado emplazamiento del monasterio de Las Batuecas, Salamanca, tan alejado del supuesto “ámbito cántabro”, existen un buen grupo de tejos de porte superior a los que se encuentran en los cascos urbanos de los pueblos de Merindades (tejos encontramos incluso junto a una iglesia de Frómista, en Palencia).
En realidad, si queremos pensar en ejemplares de árboles centenarios con simbolismo en Merindades, no es el tejo la especie que primero debería acudir a nuestra mente. Al contrario, la encina y el moral están mucho más presentes en este ámbito (especies compartidas, por cierto, con otros lugares provinciales). Hablaremos de los mismos en futuros artículos.
Es más, si pensamos en ejemplares “antropizados”, tampoco el tejo es la especie dominante en Cantabria. Si consultamos el catálogo de árboles singulares de Cantabria, y excluimos los especímenes de tipo ornamental, tan sólo encontramos tres tejos (los de Casar de Periedo, Llano y Entrambasaguas; podemos incluir al perdido de Lebeña).
Por contra, una especie tan española y mediterránea como la encina, cuenta con al menos una docena de ejemplares simbólicos, la mayoría al lado de iglesias, como por ejemplo las de Mata, Otero, Cartes, Cabanzón, Arenas de Iguña, Bareyo, Santa María de Cayón, Zurita, Udalla y Ruiloba. Especialmente llamativo es el caso del pueblo de Bustablado, que teniendo en su término uno de los tejos catalogados de Cantabria, luce también un hermoso ejemplar de encina en el centro del pueblo.
En la imagen, tejo de la "cabaña" de Hijedo, plantado más que probablemente con ocasión de la construcción del edificio en la segunda década del siglo pasado.
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