El ya desaparecido medievalista
Gonzalo Martínez Diez daba por seguro que en el momento de constitución del
gran condado de Castilla ya se encontraba instaurado por todo el territorio el sistema de gobierno y administración
basado en alfoces, que serían los principales antecedentes de los municipios de
la zona norte que nos han llegado hasta la actualidad. De hecho, la doctora
Arribas Magro afirma que los partidos en que se dividirán las Merindades en el
siglo XIV tienen, en su mayor parte, ese origen remoto.
Con este vocablo, muy utilizado
en el dominio político del Islam, derivado del árabe al-hawz, se designaba
preferentemente en el ámbito condal castellano esas pequeñas demarcaciones
comarcales o distritos político-administrativos en que subdividía el condado de
Castilla. Al frente de cada uno se encontraba un delegado del conde; y como tal designado
y removido por éste a su voluntad.
El término alfoz vino a
sustituir, aunque durante un tiempo sería coetáneo, al “territorium”
altomedieval, aunque no exactamente con el mismo significado. El alfoz estaba
inicialmente asociado a un castillo en que existía un oficial condal (merino o
sayón) que ejercía las competencias delegadas por el conde. De la jurisdicción original de la fortaleza,
cabeza del alfoz, se irían segregando todos los nuevos cotos o jurisdicciones
exentas señoriales que magnates laicos, prelados, monasterios o concejos
urbanos irán obteniendo y restando al merino o sayón del alfoz a través de
sucesivas concesiones y privilegios regios.
Asentamiento del castillo de Petralata, cabeza de Alfoz |
El vocablo alfoz fue utilizado
con casi un siglo de antelación y con mucho mayor intensidad en tierras
castellanas que en las leonesas. La primera mención sin tacha data de mediados
del siglo X, y hace referencia a un lugar “…que est sita in alfoz de Munno”.
Dado que en León había mayor número e influencia de los mozárabes, creemos que
esta predilección por el término “alfoz” pudo deberse a una preferencia del
término por parte del propio conde Fernán González y sus sucesores.
A la hora de identificar cada uno
de los alfoces que integraban el condado nos encontramos con la dificultad de
que en muchas demarcaciones no existía un centro monástico capaz de generar la
suficiente cantidad de documentos como para ser mencionados todos los
territorios de todas las comarcas. Este hecho es especialmente palpable en
tercio norte de nuestra provincia.
No obstante, combinando los
trabajos de Martínez Diez y Arribas Magro ( que se ha servido también de la
geografía de los arciprestazgos surgidos más tarde, alrededor del siglo XII
como plasmación del sistema de organización parroquial que copió la
organización de las tenencias realizada por Sancho el Mayor bajo la influencia
de Cluny) podemos llegar a proponer un mapa completo de los alfoces que
integraban la “parte burgalesa” del gran condado de Castilla. Sin olvidar que
la documentación también registra alfoces en la parte cántabra, como “Val
de Ripa Hibre” (Valderredible), Cabuérniga, Cabezón de la Sal o Rasines, entre
otros.
La localización de los alfoces de la zona centro y sur de
Burgos es mucho más fácil, tanto que incluso se puede completar el mapa de
distribución de alfoces de toda la provincia y que presentamos de forma esquemática a continuación. A efectos de claridad, en la zona de Merindades hemos sustituido en la mayor parte de los casos los alfoces por las tenencias; que integraban varios alfoces. Por ejemplo, la tenencia de Castro en opinión de la doctora Arribas Magro englobaba los alfoces y valles de Porres, Sotoscueva, Cornejo, Villamartín, Valdebodres, Cinco Villas, Montija, Espinosa, Munio Díaz y Pienza.
Fuentes:
“Las Merindades de Burgos. 300ac-1560.” Mª del Carmen
Arribas Magro (2016)
“Alfoces y Tenencias” Gonzalo Martínez Diez. Boletín de la
Institución Fernán González (2008/2)
No hay comentarios:
Publicar un comentario