jueves, 15 de noviembre de 2018

Castilla crece. Nace Castella Vetula

Vemos como ya desde principios del siglo X el ámbito territorial de Castilla se extiende rápidamente hacia el sur y hacia el norte, pero los habitantes de las montañas de Burgos no quieren renunciar a un nombre con el que se sienten identificados, que tantos esfuerzos y sacrificios ha llevado aparejado. Nace así el concepto de “Castella Vetula”, la antigua, la auténtica. Usado quizá desde décadas antes, las primeras citas documentales referida a “Castella Vetula” se remontan a finales del siglo X, y con variaciones más o menos importantes puede rastrearse su continuidad incluso hasta nuestros días en docenas y docenas de registros.


Instituto Castella Vetula de Medina de Pomar. iescastellavetula.centros.educa.jcyl.es. 

Habla de nuevo el profesor Martínez Diez: “Cuando a finales del siglo IX y principios del X los hombres de ese pequeño rincón salieron de las montañas y avanzaron hasta el Duero, aquellas primitivas tierras ya no se llamaron Castilla a secas, sino que fueron designadas como “Castella Vetula”, o sea, Castilla Vieja. Esta es la primitiva Castilla, aquella protegida por un puerto bien cerrado, tierras que en el siglo XIII designaba el poeta, autor del Poema de Fernán González, con el nombre de Castilla la Vieja, y que el mismo poeta describirá como una comarca bien cerrada y guardada:

Era Castilla la Vieja
Un puerto bien cerrado
Non había entrada más
De un solo forado.”

Pero, ¿Qué territorio comprendía esa “Castella Vetula”? Todo hace pensar que si no todas las Merindades actuales, sí la mayor parte. En un documento de 999 se citan los territorios de Castilla Vieja, Bezana y Santa Gadea. Más clara queda esta demarcación en el periodo de dominación navarro (1028-1054): en el correspondiente reparto de territorios entre Fernando I y su hermano García, en lo que corresponde a las actuales Merindades el territorio del navarro llega hasta la tenencia de Arreba.

Así puede verse en la carta de arras dada en 1040 a doña Estefania por su marido, García el de Nájera, en donde se citan las jurisdicciones a través de las cuales gobernaba en Castilla-Vieja: Tedeja, Petralata, Arreba, Castro, Duarte, Mena y Tudela. Durante este periodo, en varios documentos oficiales encontramos rúbricas del tipo “reinante el rey don Fernando en León e en Castella, e su hermano don Garzia en Nagera e en Castilla Uieja”. Es decir, queda claro que Castilla Vieja ha alcanzado el estatus de supraterritorio que comprende a la mayor parte de las actuales Merindades. No en vano, en 1037 se cita a un obispo ejerciendo en Castilla la Vieja “Episcopus Dato in Castella Vetula”.
Tedeja

Queda fuera de este marco territorial, por tanto, exclusivamente la zona correspondiente a los alfoces de Bricia y Santa Gadea. Es consistente la atribución de esa parte del Condado de Castilla a Fernando; puesto que la documentación así parece indicarlo “ –regnante in Pampilona et in Alava et in Castella Uetula et usque in Burgis et in Bricia obtinente Cutelium con suis terminis in Asturiis.” (reinante en Pamplona y en Álava y en Castilla Vieja, y hasta Burgos y Bricia)

Quizás provenga de esta época la dinámica histórica un tanto diferenciada de los territorios más occidentales de merindades, aunque ello no signifique que fueran menos castellanos ni desde luego más “cántabros” (significase eso lo que significase entrados ya en el segundo milenio). Hablaremos del tema, no obstante.

Fuentes:
“Documentación del Monasterio de San Salvador de Oña” Isabel Oceja Gonzalo (1983)
“Las Merindades de Burgos. 300ac-1560.” Mª del Carmen Arribas Magro (2016) 
“El Condado de Castilla. La historia frente a la Leyenda” Gonzalo Martínez Diez (2005)

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