jueves, 12 de julio de 2018

En ocasiones veo hexápétalas



Los símbolos denominados hexafolias, hexapétalas o rosáceas son elementos bastante comunes en la ornamentación de las estelas de época romana. A su extensión ha contribuido sin duda la relativa facilidad de su trazado a partir del dibujo de circunferencias consecutivas.

Tablilla de Juego encontrada en el yacimiento de la Legio IV Macedónica en Herrera de Pisuerga


Si las traemos a colación aquí es sobre todo porque ciertas personas tienden a vincular su origen al entorno del área cantábrica prerromano. En relación a esto basta darse una vuelta por el museo de Burgos para comprobar la abundancia de estos símbolos en las estelas encontradas en el área de Lara de los Infantes y en general en toda el área celtibérica con lo que la afirmación anterior queda a nuestro entender descartada.

Estelas romanas de la zona de Lara de los Infantes. Museo de Burgos.


De hecho, la circunstancia de que buena parte ejemplos encontrados puedan datarse con posterioridad a la conquista, y la abundancia de estos símbolos en el área del mediterráneo ha animado a los investigadores M. Beltrán y Paz Peralta a proponer que la rosácea hexapétala sería en origen un símbolo militar de cronología muy antigua y extendida por el Mediterráneo. Habría llegado a la península de manos de las legiones, pues aparece en contextos similares del limes renano-danubiano. Su uso original no se daría de modo especial en lápidas funerarias, sino que la representación en otro tipo de soportes influiría en el uso de la simbología funeraria. 

Entrada a una casa de Turzo


El aspecto vegetal de este motivo es solo aparente ya que habría que interpretarlo como una alegoría de la luz de los astros, principalmente el sol. Esta roseta ya existía como símbolo en la Edad del Bronce, cuando en todo el continente europeo proliferaron los cultos solares. Se cree que, al igual que los trísqueles, tetrasqueles,… y esvásticas son símbolos utilizados como amuleto benefactor o protector.

Dintel de una casa de Quintanilla de la Mata fechado en 1762. Obsérvese el "lauburu" patrimonializado por el País Vasco

Lo cierto es que ya en época moderna, estos símbolos aparecen con cierta profusión en los elementos constructivos de determinadas áreas del norte burgalés, en especial en el Valle de Sedano, Zamanzas y Manzanedo. La abundancia de esta simbología y el hecho de que coincida con la existente en estelas romanas, facilita la construcción mental de una teoría “plausible”: Se trata de elementos origen prerromano “celta” y los habitantes de estas zonas tan aisladas los han sabido mantener a lo largo de los siglos como seña de identidad.
 
Dintel de una casa de Solarana

Respecto a su origen prerromano hablábamos anteriormente pero, además, ni tan siquiera el uso de este símbolo en elementos constructivos es exclusivo del noroeste de Merindades, puede encontrarse por ejemplo en la zona de Caderechas y en el valle del Arlanza Medio (zonas estas con registros arqueológicos de época romana) y también en otras áreas peninsulares. 

Bandera oficial recientemente creada en el Ayuntamiento de Valle de Zamanzas.

Ya indicábamos que los romanos asociaban este símbolo con un aspecto protector. Con el tiempo, estos modelos, al igual que otros, serían asumidos como propios por el elemento indígena, y empezarían a aparecer por tanto grabados en diversos elementos constructivos, en especial en los vanos de los edificios que son los que se asociaban tradicionalmente con el riesgo de entrada de males inmateriales en las casas.



En opinión de Jesús Borro Fernández, estos símbolos que en ocasiones se combinan con cruces sobre fondos circulares, esvásticas… acabarían siendo trasladados a las creencias cristianas mediante un proceso de sincretismo, de modo que la hexapétala vendría a ser un símbolo simplificado de la Virgen María. Al respecto, llama la atención que en el Monasterio de Villamayor de los Montes exista una hexapétala inscrita sobre el báculo de una antigua abadesa.



Si consideramos la presencia del símbolo de las hexapétalas en estelas protohistóricas y la aparición del mismo símbolo en construcciones relativamente recientes, tenemos una combinación perfecta para determinados enfoques de marketing “étnico”. Y así lo vemos en algunos casos como los que presentamos.

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