Detalle de la Arqueta de San Millán. Monasterio de San Millán de la Cogolla. Fuente: Wikipedia |
Otro de los argumentos principales en los que se basan los seguidores de la teoría de la “Cantabria indómita y nunca conquistada” es el de que a la llegada del godo Leovigildo, en el año 574, se encontró con un pueblo Cántabro de nuevo independiente y perfectamente organizado. Esta afirmación se apoya a su vez en otra, la profecía de la destrucción de los cántabros supuestamente realizada por San Millán, sobre cuya debilidad hemos hablado en un artículo anterior.
Lo cierto es que la escueta narración oficial alude a la toma de Amaya, que de alguna manera simbolizaba un centro de poder de la región, y a una captura de riquezas, aspectos ambos consistentes con la constitución de ciudades-fortaleza a la que hemos hecho mención en otro artículo. El registro documental, sin embargo, no habla de cántabros, no alude a un elemento étnico, sino que utiliza el término de “pervasores”, que en este contexto tiene el significado de usurpadores. Es difícil sacar conclusiones, Quizás pervasores correspondiera a un grupo que estaba en tránsito de expansión. Unos años más tarde, Isidoro de Sevilla habla directamente de cántabros.
Sin embargo, creemos que hay que poner en tela de juicio las conclusiones demasiado precipitadas. Sabemos que los visigodos bebían de las fuentes clásicas y conocían las referencias a los cántabros de los escritores latinos, y es probable que acudieran al término genérico “cántabros” para denominar de forma simplificada a los pobladores de un territorio poco conocido, lo mismo que hicieron antes los romanos.
Los nombres a los que hace mención Braulio en la “vida de San Emiliano” son nombre latinos, hecho este difícil de relacionar con un supuesto origen cántabro, como también que la ciudad se organizase en forma de “senatus”. Aunque lo más inconsistente es pensar en un refugio de los cántabros casi 600 años después de la conquista precisamente en el lugar en donde hay constancia arqueológica de la presencia de destacamentos militares durante un periodo relativamente largo de tiempo.
En opinión de García González, y siguiendo con sus propuestas de diferentes dinámicas entre el sector septentrional y meridional de la cordillera, la fachada meridional inició desde finales del imperio romano un periplo geopolítico propio, que se articuló sin necesidad de recurrir a agentes externos, mediante la colaboración de los habitantes silvoganaderos de las partes altas y los agricultores de los fondos de valle. Estos serían los que los visigodos llamarían posteriormente “pervasores provinciae”.
En todo caso, cabe decir que a diferencia de las campañas sobre los vascones, la integración de este territorio no pareció ser especialmente problemática. Aún más, menos de dos décadas después encontramos al Obispo Asterio fundando una basílica en un lugar tan norteño como Mijangos, hecho que habla de la estabilidad a la que rápidamente había llegado esta zona.
Fuentes:
“Los Cántabros en la Antigüedad. La historia frente al mito.” VVAA. Universidad de Cantabria (2008)
“Las Merindades de Burgos. (300 ac-1560)”. Maria del Carmen Arribas Magro (2016)
“Castilla en tiempos de Fernán González” Juan José García González (2008).
“Las Merindades de Burgos. (300 ac-1560)”. Maria del Carmen Arribas Magro (2016)
“Castilla en tiempos de Fernán González” Juan José García González (2008).
No hay comentarios:
Publicar un comentario