Elementos de aculturación romana en Merindades. Adaptado de Juan José García González "Castilla en tiempos de Fernán González".
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Conectando con lo que comentábamos en artículos anteriores, existe una corriente de opinión apoyada cada vez por menos expertos pero sí por muchos aficionados, que viene a afirmar que los habitantes de la Cantabria prerromana, al contrario que en el caso de otros pueblos próximos, siguieron viviendo básicamente de la misma manera y siguieron siendo relativamente autónomos hasta la invasión musulmana. De ahí, y de su heroica resistencia al invasor romano, vendría la esencia de su supuesta singularidad cultural que se habría transmitido en cierta manera hasta nuestros días.
Nosotros creemos que no hay ninguna evidencia de que los hechos históricos y los hallazgos arqueológicos no se puedan explicar por una suma de los siguientes factores: (a) A Roma no le interesó ocupar las zonas más agrestes y básicamente improductivas, salvo en lo relacionado a construcción de las vías de tránsito y su control. (b) se produjo una importante contracción poblacional como consecuencia de las Guerras Cántabras y los nuevos modos habitacionales impuestos por la metrópoli.
Por su parte Juan José García González identifica unos 15 emplazamientos similares en la comarca de las Loras. No son muchos ni en general muy llamativos, pero quizás la pregunta sea ¿Hasta qué punto puso interés roma en colonizar este territorio? Por otro lado, como es lógico, las evidencias de romanización se concentran especialmente en las áreas llanas, mientras que en la parte más montañosa de la zona noroccidental se limita básicamente a destacamentos o “turris” de control asociados a las vías y pasos principales.
Son estos destacamentos los que se convertirán en los principales difusores del modo de vida romano (si se quiere, la famosa “aculturación”) convirtiéndose algunos con el tiempo en pequeñas localidades centralizadoras del pequeño comercio y la administración, como podría ser los casos de Tedeja y Amaya. Evidentemente nunca podremos hablar de una romanización al estilo de las grandes villas y ciudades romanas, pero creer que más de tres siglos de dominio romano sin altercados de relevancia no sirvieron para homogeneizar la zona creemos que se puede calificar, cuando menos, de muy aventurado.
Adicionalmente, La doctora Arribas Magro también apunta a la posibilidad de que los topónimos derivados de “civitas” tengan un origen romano o visigodo. En el falsificado documento del año 800 se cita la "civitate de Area Patriani in territorio Castelle." ciudad que en 807 será ya territorio. También tenemos Cidad de Ebro en el valle de Manzanedo y Cidad de Valdeporres, lugares que aún perduran.
La toponimia nos ha dejado también una Cidad junto a Cillaperlata, otra junto a Soncillo, y dos ciudades más junto a los lugares de Castresana y de Quincoces de Yuso. Y por último una referencia documental a la octava ciudad: en el Libro Becerro de las Behetrías se recoge el sitio de "Lastras de Uilla de Ciudat", (escrito Cibdat), en el actual terreno de Lastras de las Heras. En el entorno de este último lugar se localiza el muy significativo y único topónimo "Godo" de las Merindades. A unos 600 metros, dentro del mismo término, hay un yacimiento de San Martin y la parroquial es del pueblo tiene la advocación de San Andrés. Todos estos indicios apuntan a que podamos estar ante el verdadero emplazamiento de la "famosa" Area Patriniani.
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