lunes, 15 de octubre de 2018

Siglo VIII: De nuevo dos realidades diferentes a ambos lados de los Montes Cantábricos Burgaleses


Demarcaciones territoriales en el entorno de Merindades durante el siglo VIII, de acuerdo a García González.
La octava centuria, lo mismo que ya había ocurrido siglos antes, nos ofrece un panorama muy diferente a ambos lados de la cordillera. Como no podía ser de otra manera, la concentración de la emigración visigoda y su relativa estabilidad permitió el desarrollo de mucha mayor actividad en la franja septentrional, lo que se comprueba tanto en los registros documentales como en los arqueológicos. De hecho, es precisamente cierta tendencia a la superpoblación uno de los factores que acabarán impulsando los movimientos repobladores a partir del siglo IX. 

Por el contrario, en la vertiente meridional las políticas de desestructuración llevadas a cabo por los primeros monarcas astures y, posteriormente, el inicio de las campañas de los agarenos supusieron una contracción de la dinámica poblacional y económica, lo cual tiene su reflejo en la existencia de muchos menos hallazgos arqueológicos, si exceptuamos aquellos asociados a enclaves aislados como eremitorios e iglesias rupestres. Este territorio es el que inicialmente se empezó llamando Bardulias y posteriormente Castilla. 

Este territorio funcionaría de un modo relativamente autónomo hasta bien entrado el siglo IX, debido al repliegue administrativo y militar astur a partir de 768, situación que se mantendría hasta que el rey Ramiro reactivara en el año 843 los lazos con la zona a través del matrimonio con paterna, miembro de una familia de la zona. Durante este periodo se consolidaría un sistema castellero que acabaría determinando la esencia de la zona. 

En relación a esto, resulta llamativo que durante las primeras décadas de dominación musulmana no haya registros de ataques contra el territorio del norte de Burgos (más allá del inicial contra Amaya) y sí sin embargo contra Asturias. Esto puede ser signo tanto del poco atractivo que podía ofrecer el botín de la zona septentrional burgalesa como que la misma estaba especialmente entrenada y acostumbrada a repeler dichos ataques con cierta eficacia.

Por último queremos resaltar lo llamativo que resulta que la documentación del reino astur nazca con la desaparición del término territorial de Cantabria y la aparición en su lugar de otros territorios de menor entidad, como Sopuerta, Primorias, Liébana, Carranza, Bardulias y Trasmiera. ¿Son artificiales estos nuevos nombres o lo que era anacrónico era el nombre de Cantabria que supuestamente los englobaba?.

Fuentes:

“Los Cántabros en la Antigüedad. La historia frente al mito.” VVAA. Universidad de Cantabria (2008)
“Castilla en tiempos de Fernán González” Juan José García González (2008).

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