Villamartín de Sotoscueva, con las "conchas" al fondo. |
En el pequeño y bello pueblo de Villamartín de Sotoscueva se recogió este brevísimo cuento:
Había un pastor que decía :
-Marzo, marzuco
tras de mí floreció el saúco.
y le contesta marzo :
-¡Calla, pastor malvado,
que con tres días que me faltan
y dos que me preste abril mi hermano,
te he de hacer andar
con los carneros al hombro
y los cencerros en la mano!
Este cuento encierra un sencillo mensaje en el que se quiere avisar sobre el peligro que puede suponer dar por terminado el invierno antes de tiempo, especialmente para el ganado. Lo realmente curioso es que esta anécdota encuentra paralelos tanto en el tiempo como en el espacio.
De hecho, en el siglo XVI, Francisco de Espinosa, en su Refranero compuesto entre 1527 y 1547, ya recoge la siguiente versión:
"Cuando marco buelbe de rrabo,
ni dexa ni pasto[r] encamarrado
ni carnero encencerrado".
Gonzalo Correas, en su Vocabulario de refranes fechado en 1627, anotó esta versión:
"Si marzo buelbe de rrabo, ni kedará ovexa, ni pastor enzamarrado."
Pero la anécdota "pastoril" sobreviviente en tierras burgalesas no tiene el único mérito de ser vieja y de contar con venerables paralelos renacentistas y barrocos. Se trata, en efecto, de una versión del extendidísimo cuento de "El pastor y marzo", que es bien conocido en toda la geografía española, y también de otros países y tradiciones, como Francia, Suiza, Italia, Gran Bretaña, Malta; y también del mundo árabe, africano y asiático, como Marruecos, Palestina, Siria o Líbano".
La creencia de que los últimos días de marzo y los primeros de abril son especialmente peligrosos para los ganados, encerrados y agotados tras un largo invierno, está muy arraigada en una geografía tradicional muy amplia (incluso en algunos lugares se creía que estos días eran especialmente aciagos para todo tipo de negocio); pero donde más ritualizada ha quedado esta creencia es, seguramente, en el País Vasco y en Navarra, donde se hallan implantadas determinadas fiestas en honor de "la Virgen de Marzo" -Ia festividad cristiana de la Anunciación a la Virgen-, que se celebra cada 25 de marzo, es decir, cuando a este mes le quedan ya pocos días para extinguirse.
Fuente: “Cuentos burgaleses de tradición oral” Elías Rubio, José Manuel Pedrosa, Cesar-Javier Palacios (2002).
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