Los cuatro Valles Pasiegos, el Valle de Manzanedo, el Ebro Escondido, Valle de Mena, Valle de Valdivielso, Valle de Losa, Valle de Angulo, Valle de Tobalina.... en cuestión de valles no hay quien nos gane y su belleza es única. En cualquiera de ellos podría haberse oído este precioso diálogo que os relatamos:
Me encontré con mi padre en la escalera. Tenía un periódico en la mano.
- " ¿ Has visto ?, dijo, ¿ has visto ?, ¡ el americano ha volado !
- ¿ Cómo ?, ¿ volado ?
- ¡ Por el cielo !
Abrió sus brazos en cruz y los agitó como si fuesen alas.
- " Cincuenta metros ", dijo.
Estábamos en el rellano. Odripano avanzó hasta el umbral.
- " ¿ Qué hay de nuevo, tío Juan ? "
Mi padre le enseñó el periódico.
- " El americano ha volado.
- Ah, sí, dijo.
- Parece que no te impresiona.
- No, nada.
- Sin embargo es algo.
- No, dijo Odripano, no es nada. Entendámonos, no es nada porque nada cambiará.
- ¡ Cómo ! exclamó mi padre, ¿ no cambiará nada ? Piensa. Yo no te digo que cincuenta metros sea el fin del mundo pero es muchísimo para hoy. Mañana serán cincuenta quilómetros, o más, ¿ quién sabe ?
- Yo, yo sé, dijo Odripano.
- ¿ Qué es lo que sabes ?
- Yo sé que serán cincuenta quilómetros y quizás quinientos o cincomil quilómetros...
- ¡ Oh ! Cincomil, dijo mi padre.
- Sí, cincomil, cincuentamil si quieres. Se podrá ir a la luna, pero nada cambiará.
- ¿ Tú crees ?, dijo mi padre, ¿ y por qué ?
- Porque toda la felicidad del hombre está en los pequeños valles.
Del libro Jean le Bleu, escrito por Jean Giono en 1932.
Foto: Ana Noval ( Valle de Mena ).
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