Los representativos datos mostrados en un artículo anterior nos hacen
plantearnos otra hipótesis: ¿pudo existir en el pasado culto al tejo
otras regiones mediterráneas y españolas, desaparecido actualmente por
el retroceso de la especie y la homogeneización cultural?. La respuesta
es que Sí
De hecho, si rastreamos los datos del pasado, cuando
el clima era menos seco que el actual, veremos que el culto al tejo no
es exclusivo del arco atlántico, quizás ni siquiera fue el primer sitio
en el que apareció o se desarrolló.
En todas las principales
excavaciones de Palestina, se descubren estratos de hace 4.000 a 3.500
años, en los que han aparecido figuritas de terracota, escarabeos y
otras pequeñas placas-talismán que muestran en gran número la relación
de las divinidades Asherah y Astarté con el árbol o las ramas sagradas. Y
no se trata de la palmera, como sucede en los sellos cilíndricos de la
diosa siria Isthar (720-700 AC), sino del tejo (Taxus baccata L).
La costumbre y rito de hacer pactos político-religiosos bajo los
árboles, en particular bajo el tejo, eligiendo al rey o jefe político,
se remonta al menos a los hattianos o protohititas, gentes de lengua no
indoeuropea que vivían en Anatolia (Turquía actual) en tiempos
anteriores al Nuevo Imperio Hitita (1400-1190 AC). Según recoge Fred
Haggeneder (2007):
“En Anatolia, los hititas indoeuropeos
conservaron mucho de la antigua religión de los hattianos. Sólo la diosa
de la tierra o diosa del trono tenía el poder de adoptar al candidato a
rey y otorgarle la insignia real. En su pacto ritualizado el rey
aceptaba administrar y proteger la tierra deshabitada (que pertenecía a
[los cielos] la tormenta y el dios del sol) y respetar su territorio,
las montañas. Su unión ritual [diosa y rey] era simbolizada por el poder
del árbol sagrado: „Así como el tejo es siempre verde, y no pierde sus
hojas, así podrán prosperar el rey y la reina‟. Esta frase [línea] del
texto ritual nos muestra también perfectamente por qué las
representaciones terrenales del Árbol de la Vida fueron un siempreverde”
Lucano describe en su “Farsalia” (III, 399-455), un bosque de tejos
sagrado próximo a Marsella que Julio Cesar mandó abatir. Entre los
horrores que habitaban el lugar describe:
...”aras dispuestas para crueles altares y árboles purificados todos con sangre humana”... ...”La fama hablaba de que a menudo mugían con terremotos las cóncavas cavernas; de tejos tumbados que se levantaban de nuevo, de marañas que brillaban en llamas sin consumirse y de dragones que se deslizaban enroscados a los troncos”.
El propio Cesar tuvo que empuñar el hacha para vencer el pavor que esta selva despertaba en su ejército.
Hécate era la diosa de carácter infernal a la que estaba consagrado el
tejo y en cuyo honor se practicaba en Roma y Grecia el sacrificio de dos
toros negros; coronados con guirnaldas de tejo, para atraer a los
espíritus del Averno. Estos quedarían aplacados bebiendo la sangre de
las víctimas.
Ovidio, por otra parte coloca a estos árboles extendiendo su sombra espesa por los caminos del infierno y a las orillas de sus ríos Styz y Aqueron (Metamorfosis IV, 432). Pero además las antorchas de las Erinias eran de madera de tejo y así nuestro árbol además de sombra en las sombras, esparcía su luz en las entrañas del Averno.
En 754, al principio del largo reinado de Carlomagno, San
Bonifacio, monje, misionero, legado del papa, arzobispo, etc., destruyó
numerosos árboles y bosques sagrados, y, en concreto, el Irminsul de
Geismar, barrio de la actual ciudad de Fritler (Hesse, Alemania); al
parecer, un grandísimo tejo milenario, que estaba considerado como el
árbol sagrado por excelencia de los germanos; utilizando su madera para
construir allí mismo una capilla dedicada a San Pedro.
Trasladándonos a España, Eburianus es una deidad recordada en una lápida
sepulcral de la zona del Duratón (Segovia), cuyo nombre procede del
céltico eburos (tejo) entre los galos, el cual es la base de topónimos
como Eburobrittium (Évora) entre los lusitanos. Por otro lado, en 2009
se descubrió en Cuevas de Soria (Quintana Redonda), en un notable
entorno arqueológico romano, un ara votiva dedicada en latín a este
mismo Dios, en la variante Ebvros. Además, en el cercano San Esteban de
Gormaz y en Dombellas se habían encontrado antes dos inscripciones
funerarias que remiten a Eburos. De hecho, un mapa de localizaciones con
la base eburo- muestra una amplia dispersión en el centro peninsular,
con escasa representación en el norte.
La imagen de Nuestra
Señora del Villar, en Igea (La Rioja) estaba escondida en el paraje
conocido como Las Tejerías, probable alusión a un bosquete de tejos.
Mucho más evidente es el caso del santuario dedicado a Nuestra Señora de
Tejeda, en Garaballa (Cuenca). Según la creencia popular recibió tal
nombre por la abundancia de tejos que había en el paraje en donde se
encontró, en el año 1207.
Sobre la tradición hay diversas versiones, una dice que se apareció a un pastor sobre el tronco de un tejo. Otra que la imagen de la virgen primigenia se había escondido a causa de los musulmanes, y en 1395 se le apareció y habló a un pastorcillo piadoso, tras mucha luz, en uno de los tres tejos que había frente a su cabaña.
Estampa de Nuestra Señora de Tejeda, Garaballa (Cuenca) en donde se indica textualmente: "aparecida a un pastor en un tejo". |
Existe la posibilidad, aunque remota, de que
la expresión “tirar los tejos” provenga de este árbol, ya que en
algunos pueblos de Castilla se hacían enramadas de tejo. En la aldea de
Villaviciosa, anejo de Solosancho (Avila), los mozos subían a la sierra a
cortar ramas de tejo, que más tarde ofrecían a las mozas.
Hay algunos pueblos de España y Portugal donde el Domingo de Ramos se bendicen precisamente ramas de tejo, por ejemplo en el Pirineo aragonés (Valle de Hecho), en Somiedo, Salamanca, Palencia, Zamora. En el pueblo de Neila (Burgos), durante el Domingo de Ramos, los vecinos llevan ramilletes de tejo o acebo, que luego colocan en las puertas de sus casas. Una vez bendecidos se colocan en tenadas, cuadras, campos de cultivos, balcones, puertas y ventanas para dar fortuna; al estilo de lo que en otras localidades se hace con boj u otro tipo de planta.
En Semana Santa se han usado ramas de tejo para las procesiones en la
Serranía de Cuenca y otros puntos. En Casavieja (Ávila) se cortaban
ramas para confeccionar un arco que servía para engalanar el paso del
Patrón durante las fiestas del pueblo. La tradición en el pueblo de
Jerte (Cáceres) consistía en este caso en ofrecer al Cristo ramas de
tejos, por lo que incluso se talaba algún ejemplar cada año, a pesar de
su escasez, tradición hoy incompatible con la conservación. Nos
referimos al Cristo del Amparo el 16 y 17 de Julio.
En algunos
pueblos de las sierras de Alcaraz y Segura se hacían arcos ceremoniales
de ramas de tejo para recibir al obispo. Ramas de tejo eran utilizadas
como símbolo en algunas fiestas de los “Quintos” de la provincia de
Teruel. Durante las festividades de San Juan y San Pedro en El Espinar
(Segovia), los hombres adornaban sus sombreros con ramas de tejo.
Para concluir citaremos un insólito uso registrado en la Sierra de
Alcaraz: el de matar otros árboles clavándoles una estaca de tejo. Esto
se hacía por ejemplo cuando había disputas de lindes, envidias por
herencias y otros conflictos vecinales. La muerte del árbol se producía
por desecación.
Así pues, en nuestra opinión, el evidente culto
al tejo que existe en determinadas comarcas de las regiones del
cuadrante noroccidental de la península no es más que la forma que ha
tomado en las mismas la dendrolatría o culto al árbol, hecho debido
tanto al gran simbolismo que emana de esta especie como de la
circunstancia de que en dichas regiones se ha podido obtener y hacer con
cierta facilidad ejemplares del mismo. En definitiva, lo mismo que en
Castilla se ha recurrido a encinas, olmos o morales por ser especies más
disponibles, allí se ha recurrido al tejo, así de simple.
Fuentes:
García Pérez, Guillermo (2017). "El árbol religioso en España"
10 años de estudio sobre Taxus Baccata (tejo) y la Sierra de Tejeda, Málaga, 2009.
Elaboración propia.
García Pérez, Guillermo (2017). "El árbol religioso en España"
10 años de estudio sobre Taxus Baccata (tejo) y la Sierra de Tejeda, Málaga, 2009.
Elaboración propia.
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