En muchos lugares de Burgos los quintos se convirtieron en una tradición festiva, por la que los jóvenes, al cumplir la mayoría de edad,y al ser llamados a filas para hacer la mili, se juntaban en jarana en la que a su vez se recordaba también a los quintos de años anteriores.
Siendo afortunadamente en la actualidad "la mili" algo del pasado, hoy esta extinta celebración se puede considerar como una especie de herencia cultural de los “Ritos de paso” que abundaban en las culturas indígenas.
El nombre proviene de la contribución de sangre u obligación de servicio militar que Juan II de Castilla (1406-1454) impuso durante su reinado, según la cual uno de cada cinco varones debía servir en el ejército, disposición que Felipe V retomó en 1705.
Durante la tradición festiva los quintos eran seguidos por los niños en una especie de comitiva. Los primeros agraciaban a los segundos con caramelos, mientras los infantes cantaban la siguiente cancioncilla con leves diferencias dependiendo del lugar:
"Con el guri, guri, guri, que lleva la boticaria,
parece que va diciendo del junquillo sale el agua.
Del junquillo sale el agua, de Medina sale el sol,
de Villarcayo los rayos, alégrate corazón.
Alégrate corazón aunque sea por la tarde,
corazón que no se alegra, nunca cría buena sangre.
Nunca cría buena sangre ni tampoco buen humor,
corazón que no se alegra no se llama corazón."
parece que va diciendo del junquillo sale el agua.
Del junquillo sale el agua, de Medina sale el sol,
de Villarcayo los rayos, alégrate corazón.
Alégrate corazón aunque sea por la tarde,
corazón que no se alegra, nunca cría buena sangre.
Nunca cría buena sangre ni tampoco buen humor,
corazón que no se alegra no se llama corazón."
(Las palabras guri, guri hacían relación a la forma de contonearse la boticaria)
Foto del Alcázar de Medina de Pomar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario