Bajando por el río Trema desde Cornejo y entrando ya en la Merindad de Castilla la Vieja por Torme se nos ponen los ojos como escarpias, la piel como platos y los pelos de gallina al ver este cartel.
Entendemos la pasión de algunos por lejanas tribus que fueron substrato de lo que habría de venir después y vaya por delante nuestros respeto, admiración y cariño hacia ellas. Pero entendemos también que algunos se refugian en aquellas épocas porque es muy poco lo que se sabe al respecto y las posibilidades de inventar y de manipular son muy grandes.
A menudo, el propósito que se esconde detrás es intentar inventar una identidad para un determinado territorio que consiga diferenciarlo de lo común. Pues lo común, como el agua o el aire, no es valorado en su justa medida.
Bajo el concepto de Castilla, sin embargo, casi todo está escrito y las posibilidades de invención se reducen drásticamente.
Sus monumentos, sus iglesias, sus palacios, su lengua, su literatura, sus fiestas y algunas de sus tradiciones y de sus instituciones siguen aún vivas, muchos siglos después. Castilla no necesita inventarse nada.
En Verdades de Merindades creemos que aún no hemos sabido sacar provecho a esta preciosa marca: Cuna de Castilla y de su Lengua. Es decir, origen de lo Común a muchos millones de personas.
Aprendamos a valorar y a apreciar lo nuestro frente a los desprecios que puedan venir de fuera y frente a los intentos de disgregación con nuestras queridas comarcas vecinas.
Finalmente os recordamos estos hermosos versos del Poema de Fernán González, nuestro Buen Conde:
" Era toda Castilla sólo una alcaldía
maguer que era pobre e de poca valía
más nunca de omnes buenos fue Castilla vazía...
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De una alcaldía pobre fiziéronla Condado
tornáronla después Cabeça de Reynado ".
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