Hacia el final de la primavera, cuando las colonias de abejas están fuertes y no queda espacio para continuar con la reproducción y el acopio de alimentos, tiende a dividirse por un proceso natural al que se denomina enjambre. Una parte de la colonia acompaña a la reina vieja para posarse en una rama de un árbol próximo, unas rocas... hasta que las abejas exploradoras encuentran un lugar donde seguir con el desarrollo de la colonia.
En el pasado era posible encontrar algún enjambre que había ocupado algún roble viejo pero en la actualidad y debido a enfermedades como la varroa es más improbable que sobrevivan en la naturaleza sin el cuidado de un apicultor.
Tradicionalmente, los apicultores de nuestra zona recogían esos enjambres con un cesto que colgaba de un palo en un extremo mientras desde la parte inferior se empujaba al enjambre con un aparato denominado "humión" que tiraba humo a partir de excrementos secos de vaca y que atontaba a las abejas y las introducía dentro de dicho cesto. el proceso concluía depositando el enjambre dentro de un nuevo dujo o, en la actualidad, colmena.
Fotos: Javier Pineda Hernando
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