Este próximo fin de semana se celebra en Valdeporres la primera edición de un encuentro de Rabelistas, hecho del cual no podemos sino alegrarnos como cualquier otro que implique la dinamización del medio rural de Merindades y la conservación de su patrimonio. En todo caso, queremos hacer algunas observaciones al respecto.
El caso del Rabel es un ejemplo paradigmático de lo que está sucediendo con varias costumbres tradicionales practicadas antaño tanto en Cantabria como en otras regiones peninsulares. Efectivamente, hay que reconocer el mérito en el esfuerzo y dedicación que se ha tomado en dicha región en el mantenimiento y la transmisión de dicho patrimonio, de modo que a día de hoy esta provincia y Comunidad Autónoma es la principal salvaguarda del instrumento y sus melodías asociadas.
Pero, a efectos de estudiar el origen y la historia de este elemento etnológico, hay que hacer hincapié en que no es lo mismo señalar que una costumbre goza de su mayor salud en el territorio de Cantabria, que proclamar que la misma tenga un origen cántabro; y mucho menos que pueda servir de base para fundamentar un “ámbito de influencia cántabro”.
El rabel tiene su origen muy probablemente en los primeros instrumentos de arco creados en Oriente Medio. La expansión del imperio musulmán los hizo llegar a Al-Andalus y por extensión acabó pasando a la zona cristiana. Para este tipo de instrumentos se fueron desarrollando tanto las versiones más elaboradas para las familias más pudientes como las versiones populares que eran las que llegaban a ser conocidas por el grueso de la población.
En España partir del siglo XI se comienza a representar un instrumento noble, pequeño y de caja curvada llamado rebeb, que parece estar muy relacionado con los actuales rabeles, al menos en su forma, De caja curva y ahuecada. Se representan con gran profusión en canecillos románicos, miniados etc. Parece pues que alcanzó gran popularidad, quizás por su pequeño tamaño y manejabilidad, probablemente en su versión popular esté el origen de nuestros actuales rabeles.
En España partir del siglo XI se comienza a representar un instrumento noble, pequeño y de caja curvada llamado rebeb, que parece estar muy relacionado con los actuales rabeles, al menos en su forma, De caja curva y ahuecada. Se representan con gran profusión en canecillos románicos, miniados etc. Parece pues que alcanzó gran popularidad, quizás por su pequeño tamaño y manejabilidad, probablemente en su versión popular esté el origen de nuestros actuales rabeles.
A partir del siglo XIV los instrumentos ‘cultos’ de arco, al igual que la música instrumental, comienzan a evolucionar y complicarse, separándose de sus parientes pobres cuyos medios no son capaces de seguir la misma línea, ni tienen necesidad de ello debido a sus menores exigencias musicales. Mientras tanto los rabeles sencillos y rústicos quedan en manos de las clases bajas y asociados especialmente a los pastores. Sobre los siglos XV y XVI comienza a citarse en los escritos como asociado a éste gremio, que comienza a tener gran fuerza debido a que la producción de lana de oveja merina se convierte en la mayor fuente de ingresos de Castilla.
Debió de ser la época de mayor esplendor del rabel pastoril, ya que los pastores eran muchos. En esta época y siglos posteriores se cita mucho al rabel siempre en manos pastoriles y relacionándolo con lo bucólico de dicha profesión. En el siglo XVIII decae la industria de la lana, pero el rabel sigue empleándose como instrumento principal en ambientes rurales.
El verdadero declive del Rabel comienza hacia la mitad del siglo XX, La industrialización, el éxodo a las ciudades, la radio y la televisión, todo ello unido a un sentimiento generalizado de desprecio hacia lo ‘de pueblo’ hace que se vaya olvidando muchas de nuestras tradiciones e instrumentos, llegando a desaparecer en la mayoría de los sitios donde se tocaba al morir los últimos tañedores. Estamos convencidos de que el Rabel hace pocos siglos era conocido e interpretado en mucho lugares de la Península, sin embargo en la actualidad sólo se ha mantenido en algunos lugares muy concretos y en algunos casos a duras penas.
Sin duda la zona sur de Cantabria y Norte de Palencia es la zona en donde más rabeles y rabelistas han llegado hasta nuestros días, gracias a lo cual se puede considerar el instrumento como salvado por nuevas generaciones que han aprendido de sus mayores. Sin embargo, en registros recientes de mediados del siglo pasado, queda claro que no se puede asociar a este instrumento un origen cántabro, sino más bien, como decimos, pastoril.
Así, son en comarcas con fuerte tradición trashumante en donde los etnógrafos han podido recoger testimonios más o menos intensos: Además de la zona citada, la Sierra de la Demanda (tanto en Burgos como en La Rioja), Soria, comarcas montañosas de Ávila y Segovia, e incluso el norte de Extremadura y Toledo. También hay registros en Asturias, León y Zamora. Por influencia árabe, existen instrumentos semejantes al rabel tanto en algunos países del este de Europa como en varios países africanos.
Lo señalado para el instrumento también es parcialmente aplicable a algunas de las melodías asociadas, como es el caso del archiconocido “romance de la loba parda”, que se conoce en buena parte de las zonas indicadas. Queremos citar especialmente el caso del “Romance del Serranito (o Testamento del Pastor) recogido por el grupo Yesca en Huerta de Abajo (Burgos) y que se ha recopilado también en un lugar tan distante como Coria, en la provincia de Cáceres.
Lo señalado para el instrumento también es parcialmente aplicable a algunas de las melodías asociadas, como es el caso del archiconocido “romance de la loba parda”, que se conoce en buena parte de las zonas indicadas. Queremos citar especialmente el caso del “Romance del Serranito (o Testamento del Pastor) recogido por el grupo Yesca en Huerta de Abajo (Burgos) y que se ha recopilado también en un lugar tan distante como Coria, en la provincia de Cáceres.
Fuentes:
Conferencia “Historia del Rabel” Luis Angel Payno.
“El rabel: análisis de los modelos y sus variantes, la técnica y el repertorio en Castilla y León”. Carlos Antonio Porro Fernández.
Conferencia “Historia del Rabel” Luis Angel Payno.
“El rabel: análisis de los modelos y sus variantes, la técnica y el repertorio en Castilla y León”. Carlos Antonio Porro Fernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario