El Serbal de los cazadores es un árbol caducifolio de la familia de las rosaceas. Es de tamaño medio, por lo que rara vez logra sobrepasar la talla de los 15 metros de altura, aunque se dan casos cuando las condiciones son óptimas que puede superar esta altura sin ser ésto lo común.
Entre las propiedades más importantes de los frutos de Sorbus aucuparia se encuentra la gran riqueza en vitamina C. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial, en los países del centro y norte de Europa, el serbal de los cazadores fue denominado “el limonero del norte”, ya que suplía la carencia de los cítricos que no se cultivan en esas zonas frías, y que por el desabastecimiento producido por la guerra, no llegaban desde el Mediterráneo. De ese modo, los frutos del serbal se convirtieron en un remedio contra el escorbuto, enfermedad producida por la falta de vitamina C. En el centro y norte de Europa además de mermeladas, jaleas y compotas, se elaboran licores y vinagres, e incluso en épocas de escasez, los frutos han hecho las veces de pan.Sus vistosos racimos de frutos encarnados atraen en otoño a un gran número de invitados que, a cambio, diseminan las pepitas diminutas. Estos aliados del serbal son muy diversos: mirlos y zorzales, petirrojos e incluso el azor son algunas de las aves que comen este fruto. Pero también son convidados asiduos las martas y garduñas, los zorros o el tejón.
Para los Celtas se considera un árbol mágico que recibe el nombre de Luís y que desde antiguo simboliza la esencia de la vida, ya que está entre la materia y el espíritu, entre la Divinidad y la Humanidad. Representa a los cuatro elementos de la naturaleza, ya que según los druidas el serbal no es sólo un simple árbol, “es el agua que fluye por sus venas, es el fuego que encierra su esencia, es la tierra en la que se sumerge y es el aire al que se dirige y del que respira”. Los druidas siempre han usado sus bayas para la fabricación de amuletos protectores ya que su color rojo simboliza el fuego purificador que protege contra lo oscuro y lo negativo.
No sólo las bayas encerraban propiedades mágicas también sus varas que, al igual que las varas de avellano, se empleaban para localizar agua.
En Escocia, este árbol mereció una particular veneración y se han llegado a relacionar los monumentos megalíticos escoceses, especialmente los cromlech, con la presencia en el lugar de viejos serbales. Un antiguo refrán de esta región decía que “el serbal y el hilo rojo protegen de los hechizos”. Sin embargo, es en Irlanda donde alcanzó un mayor prestigio como árbol mágico. Según la tradición de este país, dormir entre sus ramas atraía sueños proféticos.
En la leyenda, el druida Cithruadh enciende una hoguera con madera de serbal en contra de los enemigos del rey Cormac. Pero su rival, Mogh Ruith, hace lo propio y prepara un fuego aún más poderoso –probablemente de tejo, ya que es el árbol con el que se relaciona a este druida o dios irlandés– y logra sofocar la hoguera de serbal.
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