Quizás después de los sustos de ayer sea buen momento para recordar algunas de las creencias que tenían nuestros antepasados en relación con las tormentas. Una de las mas curiosas es aquella que postulaba que durante estos eventos era bueno refugiarse bajo majuelos endriniegos, porque supuestamente en uno de estos arbustos posó el manto la Virgen. Existía al menos en los pueblos de Villanueva de rio Ubierna, Torres de Abajo y Bezares.
Pero la práctica más común contra las tormentas era un determinado tipo de toque de campana. El supuesto poder de las campanas para alejar a las tormentas tiene que ver sin duda con su material metálico. Todo lo metálico está hecha por el hombre, y además en este caso con la ayuda del fuego que todo lo purifica, y por ello han sido considerados como protección contra todo mal.
Tal vez en relación con esto esté otra creencia mucho más llamativa y que sin embargo estaba bastante extendida en Burgos: La colocación de un hacha a la puerta de casa, con la punta hacia arriba, servía para atraer hacia sí los rayos y evitar el daño al edificio. Los antropólogos la registraron en Huidobro, Cantabrana, Orrantia, Carazo, Tablada del Rudrón, Vizcaínos, Torres de Abajo, Bortedo, La Aldea y Villarías. Las hachas puestas en punta han sido también usadas contra tormentas por su condición metálica en pueblos del Pirineo o de Jaén.
En la imagen, tormenta en el Valle de Losa. Autor: Raul G. Coto.
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