domingo, 22 de abril de 2018

¿Existía una conciencia colectiva de pertenencia al pueblo cántabro?

Lo que viene a continuación sería probablemente aplicable a autrigones, turmogos… pero por razones políticas actuales (desde luego ni impulsadas ni queridas por nosotros) nos resulta especialmente interesante plantearlo para el caso de los pueblos cántabros. 

Más allá de esas llamativas descripciones de los cronistas romanos y que para parte de la historiografía moderna son símbolo de fuerte identidad y de aguerrida defensa de la independencia, son varios los expertos que ponen en duda que existiera una conciencia colectiva de pueblo tanto en los cántabros como en otros pueblos prerromanos. En este caso, las agrupaciones generalistas como tales (especialmente las referidas a los cántabros) podrían venir dadas más bien desde la óptica romana y que las narraciones más explícitas buscasen una determinada finalidad relacionada con ofrecer a los ciudadanos romanos una imagen de barbarismo que debía erradicarse. 

Estos pueblos tenían en común una forma de vida asociada a un entorno montañoso, pero no hay ninguna evidencia de que hubiera una estructura de organización supracastral, salvo quizá pactos puntuales para afrontar problemas comunes (como en su caso sería la conquista romana). Precisamente este entorno montañoso en el que las comunicaciones son tan difíciles dificultan aún más la aceptación de la existencia de estructuras mínimamente organizadas para la organización de territorios tan relativamente amplios.
Estela de Luriezo (Cantabria), con referencia a la "gens" de los Ambáticos."Monumento de Ambato Pentovieco, de los Ambáticos, hijo de Pentovio, de 60 años. Sus hijos Ambato y Doidero pusieron este monumento".

Parece, por el contrario, que en estos pueblos el núcleo principal de organización era el castro u “oppidum” e incluso la gentilidad, denominada “gens”o “cognationes”, entendida esta como una concepción amplia de la familia. Este tipo de vinculación grupal era frecuente no sólo entre los cántabros y astures, sino también en otros pueblos de la meseta oriental (arévacos y pelendones), en la margen derecha del Ebro medio y en el Sistema Central.

A una escala mayor, lo que tradicionalmente consideramos como pueblos (várdulos, caristios…) están compuestos a su vez de varios “populi” (al menos nueve en el caso de los cántabros). Este hecho parece ahondar en la posibilidad de que las agrupaciones genéricas fuesen quizá más una solución práctica por parte de la metrópoli que facilitaría su clasificación y denominación.

Es verdad que en epigrafías de periodos posteriores se hace referencia a los cántabros, pero este hecho se produce precisamente tras la integración al imperio romano, como surgimiento de un sentimiento de pertenencia regional (este hecho también se produjo en otros lugares del imperio, por ejemplo el concepto de “Gallaecia” es una construcción romana). 

Estela de Dovidero. Museo de León. En la misma se hace mención a un "prínceps Cantabrorum", Más allá de la euforia inicial que produjo entre determinados sectores este hallazgo, actualmente se interpreta a este prínceps como una especie de "colaboracionista" de la metrópoli.

Citamos textualmente lo que se dice al respecto en el libro “Los Cántabros en la Antigüedad. La historia frente al mito.”: “Más bien creemos que cada “populus” tuvo su propio territorio, autónomo e independiente, el “oppidum” y sus aledaños que le servía para cubrir tanto sus necesidades económicas de subsistencia como de seguridad ante la posibilidad de amenazas externas. Podemos así suponer que enfrentarse a los ejércitos romanos fue más bien una cuestión de supervivencia individual de cada “oppidum” implicado, y no tanto una cuestión de resistencia unida y organizada contra el invasor del territorio “común”. El único factor que verdaderamente les unió de forma coyuntural fue probablemente entrar en la categoría de “hostes rei publicae”.

Fuente: “Los Cántabros en la Antigüedad. La historia frente al mito.” VVAA. Universidad de Cantabria (2008).
“Arqueología de los Autrigones. Señores de la Bureba”. Rosa Sanz Serrano, Ignacio Ruiz Vélez, Hermann Parzinger (2012).
“La Edad del Hierro en Las Loras y el Interfluvio Pisuerga-Arlanzón”. Ignacio Ruiz Vélez (Boletín de la Institución Fernán González. 2005/2)

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