Entre las piezas arqueológicas más interesantes del mundo prerromano del territorio de la actual provincia de Burgos y de otros aledaños, se encuentran las llamadas “téseras de hospitalidad”. Son piezas normalmente de bronce, con formas llamativas, a veces de manos enlazadas y más frecuentemente zoomorfas, que presentan grabadas determinadas inscripciones, generalmente en alfabeto ibérico.
Las téseras eran el método mediante el cual quedaba constancia de los llamados pactos de hospitalidad (hospititum); una costumbre muy común no sólo en el Burgos prerromano, sino también entre otros pueblos de la Celtiberia. La relación se convertía en un compromiso legal, entre un individuo y una ciudad o entre comunidades; y con ello quedaba firme el valor vinculante de la tésera, que incluso podía transmitirse a través de generaciones. Es más, las téseras se solían elaborar por parejas, de modo que cada de las partes quedaba en posesión de uno de los contrayentes.
Las téseras regulaban procesos de migración, de manera que aquellos que eran acogidos por una comunidad gozaban de ciertos derechos. De esta manera, el extranjero que era susceptible de convertirse en un enemigo acababa siendo un huésped integrado en el conjunto. Según algunos autores, este sistema se aplicaría también en el mundo indígena para regular derechos de paso, aunque también para desarrollar lazos de cooperación militar.
(arriba) Tésera celtibérica de Uxama (abajo) Tésera de Herrera Pisuerga, que los expertos consideran vinculada al entorno cántabro. En esta estela se menciona a la "gentilidad" de los "nemaiecanum". |
El comienzo de la conquista romana de Hispania las generalizó, generalmente en soporte de bronce. Se utilizaron como una especie de nexo de unión entre los habitantes ciudadanos romanos y los indígenas no ciudadanos.
Para nosotros, la existencia de las téseras de hospitalidad es evidencia de dos hechos: El primero, una demostración más de que los pueblos cántabros, al menos los de la parte burgalesa y palentina, no tenían unas costumbres especialmente diferenciadas respecto a las de los pueblos cercanos, y el segundo, que precisamente por la propia concepción de los pactos de hospitalidad, era consustancial a su cultura la interacción amistosa entre unos pueblos y otros.
Para nosotros, la existencia de las téseras de hospitalidad es evidencia de dos hechos: El primero, una demostración más de que los pueblos cántabros, al menos los de la parte burgalesa y palentina, no tenían unas costumbres especialmente diferenciadas respecto a las de los pueblos cercanos, y el segundo, que precisamente por la propia concepción de los pactos de hospitalidad, era consustancial a su cultura la interacción amistosa entre unos pueblos y otros.
Fuentes:
“Los Cántabros en la Antigüedad. La historia frente al mito.” VVAA. Universidad de Cantabria (2008)
Historia de Burgos - Edad Antigua. VVAA (1985)
"Historia de los Godos" - Rosa Sanz Serrano (2009)
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