Quedan muy pocas horas para que Cristo resucite de nuevo y ¿ qué mejor manera para acogerle entre nosotros que preparando unas torrijas y acompañarlas con un vino dulce ?
La torrija es una rebanada de pan que se empapa en leche, vino o almíbar.
Las torrijas no son un dulce exclusivo de España sino que es común en otros países de Europa, especialmente en Francia. Pero tampoco es algo privativo de Europa pues los españoles lo llevamos a nuestras naciones hermanas en Hispanoamérica donde se conocen con el nombre de torrejas o tostadas francesas, según los países.
En alguna comunidad vecina se las comieron ya todas en Navidad y tienen a gala no comerlas en Semana Santa. Ellos se lo pierden.
Como os podéis imaginar existen numerosísimas recetas de este postre, nosotros os proponemos la de Ángela Landa, una mujer llena de energía y tremendamente vinculada a Burgos.
Ángela aprendió todo, en cocina, de su padre, un hombre que se formó en el Hôtel du Palais de Biarritz. Un cocinero que dio de comer a Scott Fitzgerald, a Igor Stravinsky, a Alfonso XIII o a la reina Victoria Eugenia. Y que fue jefe de cocina del Hotel María Cristina, en San Sebastián.
Dice Ángela que el secreto de su energía radica en tomarse en ayunas dos cucharaditas de pasas maceradas en ginebra. Que, por lo visto, son muy buenas para la artrosis y que, aunque a ella no se lo quita, le sientan de maravilla....
INGREDIENTES:
- Pan de varios días o pan de torrijas
- Leche
- Azúcar
- Huevos
- Coñac
- Canela en polvo
- Harina
Se llena un cazo con leche y se añaden 2 ó 3 cucharadas colmadas de azúcar y un chorrito de coñac y se pone a calentar en el fuego. Se corta la barra de pan en rebanadas y se van echando éstas, de una a una, al cazo con la leche, que se mantendrá en el fuego.
Se da la vuelta a cada rebanada para que se empapen bien, teniendo mucho cuidado de que no se rompan. Cuando ya están bien mojadas se sacan y se ponen en una fuente plana, sobre la que se extienden en horizontal y no una encima de otra. Se dejan reposar un rato y luego se pasan por huevo batido y se fríen en abundante aceite caliente hasta que se doren sin que el pan chupe apenas aceite. Se escurren bien en papel absorbente y se reservan.
Aparte, se preparan unas natillas ( ¡ tranquilo/a, no te agobies, es muy fácil ! ) para lo cual has de echar en un cazo: 1/2 litro de leche, tres huevos bien batidos, seis cucharadas de azúcar y una cucharadita de harina. Se mezcla todo bien y se pone a calentar al baño María, es decir, dentro de otro cacharro mayor con agua. Se retira antes de que hierva, en cuanto que empiece a espesar, y se deja enfriar.
Por último, se pasan las torrijas por azúcar mezclado con un poco de canela y se sirven acompañadas de las natillas y de miel pero aparte, no vertidas sobre ellas. Y si después de esto Cristo aún no ha resucitado, tranquilos, que lo hará muy pronto !
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